Un
locutor de Radio Montercarlo recibe una noche durante su programa una
llamada telefónica asombrosa: alguien revela que es un asesino.
El hecho
se pasa por alto, como una broma de pésimo gusto; sin embargo, al día
siguiente un famoso piloto de fórmula uno y su novia aparecen en su
barco, muertos y horrendamente mutilados.
Se inicia así una serie de
asesinatos, cada uno precedido de una llamada a Radio Montecarlo con una
pista musical sobre la próxima víctima, cada uno subrayado por un
mensaje escrito con sangre en el escenario del crimen, que es al mismo
tiempo una firma y una provocación: «Yo mato».
Para Frank Ottobre,
agente del FBI, y Nicolas Hulot, comisario de la Sûreté monegasca,
comienza la caza de un escurridizo fantasma que tiene aterrorizada a la
opinión pública: nunca hubo un asesino en serie en el principado de
Mónaco.
Ahora lo hay, y de su búsqueda nadie va a salir indemne.
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