La primera catilinaria trata de la libertad, las leyes, la disciplina
y el orden, a la vez que, muy sagazmente, da lecciones léxicas al
discutir algunos fenómenos fonéticos o al exponer palabras mal usadas.
En la segunda define lo que es tirano y tiranía. En la tercera instiga a que el pueblo, especialmente el de Guayaquil,
se levante y deponga al gobierno. Hace también un recuento de los
dictadores hispanoamericanos. La cuarta catilinaria acomete contra
Urbina y Borrero. La quinta catilinaria es moralista; dice Montalvo que
"Cada vicio es una caída del hombre" y luego analiza algunos de ellos.
En la sexta, Montalvo defiende el propósito de su obra, y discute el
concepto de civilización y barbarie.
En la séptima catilinaria, con espíritu didáctico, presenta las
ventajas de la educación, y analiza el sistema educativo, comparándolo
con aquel de otros países. Nota que "el clero ha sido factor positivo en
el desarrollo de la educación en muchos países, mas no en el Ecuador
donde por el contrario ha servido de óbice al desarrollo libre del
pensamiento".Termina esta catilinaria reproduciendo un discurso de su autoría en el
que se aboga por los derechos de la mujer. En la octava, además de
continuar tratando el tema de la educación, se preocupa de recalcar los
bienes de la cultura. En la novena se refiere a los centros de
educación. En la décima y undécima enviste con fervor contra Borrero. En
la última catilinaria discurre sobre las edades, elogia la juventud, e
instruye al soldado con agudo proselitismo de ganarse la voluntad de
éste para derrocar al gobierno.
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